La hipertensión ocular, también conocida como presión intraocular elevada o tensión ocular alta, es un aumento en la presión dentro del ojo. Esta presión es causada por un desequilibrio en la producción y el drenaje del humor acuoso, el líquido que llena la cámara anterior del ojo.
¿Qué síntomas tiene la hipertensión ocular?
La hipertensión ocular a menudo no presenta síntomas notables. Sin embargo, algunos signos posibles incluyen:
- Dolor ocular leve
- Enrojecimiento de los ojos
- Disminución del campo visual
- Visión borrosa o halos alrededor de las luces
¿Cómo se detecta la hipertensión ocular?
La hipertensión ocular se detecta mediante exámenes oftalmológicos, que incluyen:
- Tonometría: mide la presión intraocular
- Paquimetría: mide el grosor de la córnea
- Gonioscopia: evalúa el ángulo de drenaje del ojo
- Examen del fondo de ojo: inspecciona el nervio óptico y la retina
¿Cómo se trata la hipertensión ocular?
El tratamiento de la hipertensión ocular se basa en reducir la presión intraocular. Las opciones incluyen:
- Medicamentos: colirios que disminuyen la producción de humor acuoso o mejoran su drenaje
- Láser: trabeculoplastia láser para aumentar el drenaje del humor acuoso
- Cirugía: trabeculectomía o implantes de drenaje para crear una vía de salida alternativa El tratamiento óptimo depende de la gravedad, la edad del paciente y la presencia de otras afecciones oculares.
¿Cuáles son las complicaciones de la hipertensión ocular?
Las complicaciones de la hipertensión ocular, ordenadas por rareza, son:
- Glaucoma: daño progresivo del nervio óptico, la complicación más común
- Hemorragia vítrea: sangrado en el cuerpo vítreo del ojo
- Desprendimiento de retina: separación de la retina del tejido subyacente
- Atrofia óptica: pérdida de las fibras nerviosas del nervio óptico
- Ceguera: pérdida total de la visión, en casos extremadamente raros
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